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Centro de Arte La Regenta, del 30 de junio al 28 de octubre de 2017
Centro de Arte La Regenta, Las Palmas de Gran Canaria.
Un espacio geográfico delimitado, las Islas Canarias, y una reflexión sobre el paisaje. Una referencia temporal, los días festivos, un momento definido en relación y oposición al mundo del trabajo. Una reflexión sobre el sujeto a través de la figura de lo colectivo, del grupo, de la multitud. Sobre estos elementos Teresa Arozena ha venido realizando desde el año 2010 diferentes propuestas que en buena medida pueden considerarse como etapas, fragmentos o desarrollos de un único y coherente proyecto. Aunque cada una de esas partes tiene autonomía suficiente, y puede considerarse como un trabajo o serie cerrada, aparecen entre ellas conexiones y suturas hasta llegar a articularse como verdaderos segmentos o secuencias de una misma narrativa con intenciones muy precisas. Utilizando títulos que transitan entre lo descriptivo y lo alegórico sus propuestas tienden a construirse a menudo en forma de estratos, de variaciones que añaden nuevas capas de significado.
En cierto modo, ese juego de secuencias, responde a un componente metafotográfico más general presente en todo su trabajo: referencias de imágenes y figuras en el seno de sus propuestas, reflexión sobre el dispositivo o las modalidades de la representación, especialmente la construcción del punto de vista y el uso del fuera de campo, autoconsciencia de los efectos y de la economía de la imagen, o la relación crítica entre autor, actor y espectador, elementos todos ellos relacionados con lo que la propia autora enuncia como el “inconsciente político de la fotografía”. (…)
(…) Tanto la construcción de su trabajo a través de la secuencia, generando una narrativa no naturalista y plagada de campos vacíos, como los desvíos entre al campo y el fuera de campo, no dejan de remitir a la idea del campo ciego como espacio interrogador, abierto a la imaginación y al deseo, donde lo insignificante se abre paso.
En este sentido, podría decirse que las propuestas de Teresa Arozena persiguen al fin y al cabo iluminar ese otro lugar. Pero recordando, como señala Henri Lefebvre, que los campos ciegos son a la vez mentales y sociales.
(Fragmentos extraídos del texto Figurantes en el campo ciego, de Alberto Martín)